Se trata de First Majestic. En septiembre se vencen los plazos para alcanzar un acuerdo.

En los últimos tres meses Andrés Manuel López Obrador y el premier canadiense Justin Trudeau han hablando por teléfono en al menos cinco ocasiones. A pesar de los buenos intercambios y los mensajes prometedores, la minera First Majestic se sigue negando a pagar su deuda con SAT.

Trudeau había prometido mediar para que la compañía regularizara su situación pero el problema es que el primer ministro está  ahora envuelto en un escándalo de corrupción que afecta a su familia y esa situación le ha quitado relevancia frente al poder económico de su país.

La relación entre ambos mandatarios, según dicen en SRE, es cordial, el problema estaría en las líneas intermedias de las administraciones: para los funcionarios de Ottawa, liberales, globalistas y por medio ambiente, AMLO es visto como un populista no muy lejano a Donald Trump o Jair Bolsonaro.

First Majestic tiene un arbitraje contra México y posee cinco minas en el país. Según ese litigio hay fecha hasta el 10 de septiembre para lograr una conciliación pero la empresa insiste que no debe nada y se ampara en los tratados separados de doble imposición celebrados con Canadá, Barbados y Luxemburgo.

Este último es el gran problema: la empresa está afincada de modo societario en un paraíso fiscal como es Luxemburgo y no acepta someterse a las normas del SAT.

Si no se logra un acuerdo el mes que viene el caso va a escalar a tribunales extranjeros, concretamente a los de Nueva York, que han sido fijados como sede judicial.

No es el primer conflicto de la 4T con firmas canadienses. El año pasado Scotiabank fulminó en severos reportes toda la planificación sobre el Tren Maya. Además, la firma Transcanadá quedó afectada en un litigio contra CFE por incumplimiento de contratos.

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